Hubo un tiempo en el que el Estero Orienco no era un simple estero, sino un río caudaloso que serpenteaba por la Amazonía ecuatoriana, sosteniendo la vida de innumerables especies y proporcionando agua pura a las comunidades que vivían en sus orillas. Su cauce era testigo del equilibrio natural entre el hombre y su entorno, una fuente inagotable de recursos que mantenía el ecosistema en armonía. Sin embargo, con el paso de los años, la contaminación, la deforestación y el crecimiento urbano descontrolado han reducido su caudal y han puesto en riesgo su biodiversidad. Lo que antes era un símbolo de abundancia y vida, hoy enfrenta una crisis ambiental sin precedentes.
Aguas turbias, acumulación de desechos plásticos y la desaparición de especies que alguna vez dependieron de él son la triste realidad del Estero Orienco. Este no es solo un problema ecológico, sino también humano, pues afecta a quienes lo consideran parte de su hogar y su historia. Recuperarlo no es una tarea imposible, pero sí requiere un compromiso de todos. Cada acción cuenta, desde reducir el uso de plásticos hasta exigir medidas para su conservación. No dejemos que el estero desaparezca en el olvido.
Lo que antes era un río caudaloso que daba vida, hoy es un cuerpo de agua en peligro. ¡Es hora de actuar por su conservación!
